Cada vez presto más atención a los árboles y plantas para comprender mis circunstancias y tomar decisiones. Si te fijas en ellos enseguida percibes sus “latidos”, que se hacen eco en los tuyos. Y así, ocupándote de ti,confirmas si estás en el sitio adecuado, o si necesitas más luz, o menos agua, o un lugar más resguardado.
Hace un tiempo moví al patio de casa una planta que estaba expuesta al viento en mi balcón. En su nueva ubicación, en pocos meses, la planta se manifestó como lo que era en verdad: un árbol.
Cuando las condiciones exteriores se alían con tu esencia –con quien eres de verdad– el crecimiento es armónico y se potencia. Y esto –que es algo tan obvio– es también muy fácil de ignorar. Una planta no puede moverse por sí sola: debe adaptarse y resistir en las circunstancias que le han tocado. En cambio, yo sí que puedo cambiar las circunstancias externas de mi vida para atender a mi Ser. No todas, pero seguro que algunas sí. Y tú también puedes. Así crecemos y reverdecemos como personas. Primavera tras primavera: como los árboles.
Sigue viva en mi memoria la frase que pronunció, hace más de 40 años, la directora de la escuela católica en la que me formé:
“Un árbol que crece torcido jamás su tronco endereza”.
Fotografía realizada por el conocido fotógrafo americano Ansel Adams.
Si bien es cierto que dicha expresión nunca iba explícitamente dirigida hacia mí, sin embargo, flotaba alrededor mío como amenaza siempre al acecho.
En esa misma época, saliendo de la dictadura franquista, se publicó un libro cuyo título guarda relación con el dicho anterior: Los renglones torcidos de Dios (1979). Para cargar de veracidad la trama, Torcuato Luca de Tena se adentra en los centros psiquiátricos de la época no sólo documentándose, sino que llega a pasar 18 días en uno de ellos. Por esa razón, más allá de la historia que el autor narra, destaca la nota de agradecimiento que aparece en su obra:
“Los renglones torcidos de Dios son, en verdad, muy torcidos. Unos hombres y unas mujeres ejemplares, tenaces y hasta heroicos, pretenden enderezarlos. A veces lo consiguen. La profunda admiración que me produjo su labor durante mi estadía voluntaria en un hospital psiquiátrico acreció la gratitud y el respeto que siempre experimenté por la clase médica. De aquí que dedique estas páginas a los médicos, a los enfermeros y enfermeras, a los vigilantes, cuidadores y demás profesionales que emplean sus vidas en el noble y esforzado servicio de los más desventurados errores de la Naturaleza.”
Tanto en el refrán como en la novela, destaca en mi opinión el ahínco por enderezar. En especial cuando, paseando entre pinos piñoneros (Pinus pinea) como hago con frecuencia, quedo maravillada por la hazaña y triunfo de cualquier árbol “torcido”: se inclina hacia el sol en espectacular reverencia.
Dos vistas del «Sentinel Dome» en el Parque Nacional de Yosemite tomadas en el mismo punto, primero en 1940 por el conocido fotógrafo Ansel Adams (a la izquierda) y años después (a la derecha), en 2002 por Rebecca Solnit; como se puede observar, para entonces, el -antes- vibrante pino Jeffrey ya había muerto por la sequía. Comparativa publicada en los libros «Unlocking Yosemite’s mysteries» y «Yosemite en el Tiempo»
Que lo veamos diferente o torcido simplemente nos ayuda a entender la normalidad o rectitud del resto.
Paradojas de la Vida: dependiendo de la luz, ¡la sombra de un árbol torcido puede parecer recta!
O, sabiendo que de hecho en la naturaleza no hay líneas rectas, ¿será que la rectitud es tan solo una aspiración humana?
¿Y si del árbol caído hacemos otra cosa (que no sea leña)?
Cuando vemos un árbol caído observamos un tronco “truncado”, en el sentido de interrumpido en su crecimiento hacia arriba. Esta afirmación nos puede conducir a dos reflexiones y un juego de palabras.
1 La primera de ellas tiene que ver con la representación que hacemos de los obstáculos: interrumpen el recorrido marcado por nuestra imaginación; en ese sentido, es cierto que un árbol truncado que cae sobre un camino impide el recorrido planeado.
2 La segunda reflexión conecta con la pregunta de ¿qué hacer? A este interrogante da respuesta el refranero popular:
Leña, claro está, en beneficio del ser humano.
Es evidente que esta descripción resulta empobrecida al representar al ser humano como “el otro” en la acción…
Quizás, un tronco truncado no sea ni un obstáculo ni una interrupción, más bien una magnífica oportunidad con solo combinar lo que ya somos o tenemos. Así, haciendo un juego malabar tomando el verbo “entroncar” (el que nos permite establecer relaciones y engarzamos desde ideas a personas), tomemos cada una de sus letras: E-N-T-R-O-N-C-A-R y conjuguémoslas de manera para crear otro verbo, y con él otra idea, sencillamente cambiando los lugares.
¡Encontrar!
A veces gracias a un tronco caído podemos encontrar un modo diferente de abrazar.
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En estas últimas semanas ha explotado la floración de los árboles de las Mimosas (Acacias), y las montañas y los jardines se han cubierto de flores amarillas brillantes que contrastan con el frío, la neblina y los cielos grises del invierno. Son las primeras notas de color en el paisaje urbano y en el bosque verde de pinos, robles y encinas que limita la ciudad.
Uno va caminando y es imposible evitar el impulso de detenerse a disfrutar del olor que desprenden los abundantes racimos de flores -que se filtran pese a llevar puesta la mascarilla-, tomar una fotografía para capturar la intensidad del color y por supuesto, recordar pasar por la tienda mas tarde a buscar la aromática miel de flor de Mimosa para endulzar las infusiones.
Después de varios días con neblina y lluvia abundante, tuvimos la suerte de disfrutar de un día soleado durante una de nuestras salidas al bosque para caminar.
En mi entusiasmo, compartí una de las imágenes (la del inicio) y a vuelta de respuesta, he recibido un mensaje desde Aviñón de mi amigo Jean-Lu Fenech (doctor, artista visual y compañero de entrenamiento con el Maestro Liu Deming) que incluía dos preciosas fotografías tituladas: Sol de mañana con Mimosas.
Más tarde, mi mamá me comentó por teléfono que los árboles de las Primaveras estaban floreando precioso este año ahí, y mi amiga Sofía Barba -quien vive cerca de casa de mis padres- me envió estas increíbles fotografías desde Guadalajara (Mexico): «¡ya está a la vuelta de la esquina la Primavera!» me dice con su característico entusiasmo. Después, recibí otra de Preslava Natova desde Inglaterra con la frase «algo de la Primavera se despierta acá también».
Primaveras mexicanas de Sofía Barba (izquierda y superior) y paseo en el parque de Preslava Natova (derecha).
Aquí y allá, las flores amarillas brillan radiantes en todo su esplendor y avivan el recuerdo de la primavera.
Las fotos compartidas de árboles floreando en amarillo, simultáneamente en diferentes puntos del planeta durante el invierno, nos recuerdan que los ciclos de la vida -internos y externos, visibles e invisibles- siguen su curso gradual de incremento y disminución a través del flujo constante que se manifiesta con sus matices dinámicos de transición, para hacer hincapié en que el cambio es constante. Lo percibamos o no.
De igual forma, nos hacen caer en la cuenta que estamos unidos los unos a los otros a través de la Tierra; que todos somos uno en virtud de este tejido invisible de seres vivos que la habitan.
Ambos, el cambio y la conexión, son un feliz recordatorio en esta época de separaciones y restricciones a causa de la pandemia, cuya prolongación agrava las distancias geográficas, las limitaciones, la pérdida, la oscuridad y las sombras de este tiempo que vivimos.
«Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta.»
Y como bien dice mi querida amiga Victoria Iglesias en sintonía con las palabras de la mística del siglo XVI, «este proceso de renovación constante nos recuerda que siempre hay esperanza y que aunque la oscuridad sea grande, la luz siempre termina emergiendo -como el sol al amanecer- para iluminar y dar Vida«.
El color -cabe recordar- es la reflexión selectiva de la luz; es decir, la capacidad de la materia para sustraer ciertas longitudes de onda y proyectar otras. Así, por ejemplo, el amarillo es:
la denominación común de las sugerencias de color mediante las cuales la retina humana es estimulada, directa o indirectamente, con luz cuya longitud de onda dominante está comprendida entre 574 y 577nm.»
Diccionario Akal del Color. Juan Carlos Sanz y Rosa Gallego.
Y una vez que las terminaciones nerviosas en la retina son estimuladas (fotorreceptores), el ojo convierte las ondas electromagnéticas en impulsos electroquímicos que viajan por el nervio óptico hasta el lóbulo occipital en la parte de atrás del cerebro, en donde son finalmente interpretadas y traducidas en imágenes.
Todo esto quiere decir simplemente que la percepción visual es un proceso cognitivo realizado (interiormente) por quien percibe la luz reflejada (externamente).
«Silver Wattle (Acacia dealbata)». Illustration number 103. «The Floral Cabinet, and Magazine of Exotic Botany», vol.3, (1840), from the Swallowtail Garden Seeds collection of botanical Photographs and Illustrations.
Los atributos del color (matiz, luminosidad y saturación) y sus aplicaciones, han sido estudiados y utilizados por la ciencia y para transmitir consejos, creencias, hábitos, reglas de conducta, emociones y conceptos a lo largo de los siglos, como la prohibición de usarlo en el Imperio Chino, o el lenguaje de las flores y los dichos populares «no todo lo que brilla es oro», o “el tiempo es oro».
Amarillo
Es el segundo color “primario” y está relacionado con el sol, la juventud, la alegría, la vitalidad, el oro, el proceso alquímico y la fortaleza del león, el espíritu del jaguar, la perseverancia del tigre y el canto del canario (ave), pero el significado con el que se asocia un color también depende del sentido con el que se perciba:
«desde la visión, a la bidimensionalidad, a los planos medios, a la expansión espacial, a la blancura, […] al bajo relieve, a la dinámica y a la superposición intermedia;
desde la audición, a los sonidos medios de la nota Si, al vocálico [œ] y al consonántico [r] ;
desde el gusto, al sabor salado y al amargo;
desde el olfato, a los olores aromáticos y fragantes en general, y a los olores clavillo, clavel, canela, abrótano y menta en particular;
y tactil, a la aspereza y al calor extremo.»
Diccionario Akal del Color. Juan Carlos Sanz y Rosa Gallego.
Propiedades
En la tradición oriental, los alimentos amarillos son revitalizantes y estimulantes en la medicina Ayurveda porque aumentan la energía del Plexo Solar (tercer chakra), y fortalecen la energía del estómago y el bazo según la Medicina Tradicional China (TCM).
En la Teoría de los Cinco Elementos (TCM), la Tierra es Amarilla y representa el Centro (orientación) y el final del verano.
Así, los alimentos que abarcan el rango tonal que van del amarillo crema hasta el más brillante, el amarillo anaranjado, el dorado profundo y el amarillo grisáceo, conservan los atributos del color y sus beneficios: el jengibre, la cúrcuma, el azafrán, el limón, la piña, el maíz, el plátano o banana, el membrillo, las ciruelas amarillas, la fruta de la pasión, los melocotones, los duraznos, los tejocotes, los albaricoques o chabacanos y el mango, por nombrar algunos.
A grandes rasgos, tienen propiedades antivirales, anti-inflamatorias, antiestamínicas y antioxidantes. Son ricos en ácido fólico, vitamina A y C, calcio y magnesio; ayudan a mantener en equilibrio el pH del cuerpo, mejoran la digestión (alimentos prebióticos) y la piel, protegen el corazón y el sistema inmunológico.
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PARA REVITALIZAR TU VIDA Y FORTALECER TU CENTRO
Cuando el Plexo Solar y el Meridiano del Estómago/Bazo están bloqueados, se recomienda (consultar a su doctor en caso de contraindicación):
Baños de sol.
Aromaterapia: aceites esenciales de jengibre, bergamota, menta, azahar (cítricos) y Mimosa.
Alimentos calientes, de color amarillo, cereales integrales,raíces y tubérculos.
Tés especiados (Chai) endulzados ligeramente con miel y con jengibre para que suba el calor interno.
Hierbas medicinales:Diente de León, Caléndula, Manzanilla, Azahar, Anís (Pimpinella anisum) y Azafrán. Les recomiendo esta receta del etnobotánico James Wong para preparar una bebida con Azafrán para combatir el estrés y la depresión.
Decorar con Flores amarillas, de preferencia con aroma cítrico y dulce como las primulas, rosas, freesias, narcisos, iris, tulipanes, jacintos, gladiolos, amarilis, etc.
Baños Sauna para drenar el sistema linfático con el calor.
Usar ambar y citrino.
Quemar mirra, copal y madera de Palo Santo para purificar el ambiente.
Caminar en la naturaleza, preferiblemente descalzos para masajear la planta del pie y activar los meridianos del estómago y del bazo.
Ejercicio aeróbico: correr, saltar, bailar.
Ejercicios de Respiración:La Respiración del Dragón del Maestro Liu Deming para activar el flujo de la energía a través de la columna, liberar el estrés y relajarse. Estos vídeos los filmé en México (2019), uno es muy corto y el otro en el jardín, más largo porque incluye las instrucciones.
Cantar en voz alta.
Ejercicio aeróbico: correr, saltar, bailar.
Danza del vientre.
Jugar al Hula-Hula para movilizar la energía estancada en zona media del cuerpo.
Colgarse con las manos de la rama de un árbol y columpiarse para estirarse y soltar el peso del cuerpo hacia el suelo.
Meditación haciendo el mudra del fuego y concentrándote en el color amarillo para activar la zona del plexo solar.
Yoga: las asanas de la postura del barco, la torsión de triángulo y la media torsión sentada.
Mantras: RAM para subir el autoestima, revitalizarte y fortalecer la voluntad.
Sonidos: «Uuuuuu» (oo) continúo desde el abdomen imitando el sonido emitido por Didgeridoo para relajar el Nervio Vago.
Tocar el Didgeridoo y la Trompeta Maya para activar la respiración circular y relajar el Nervio Vago. Incluyo dos vídeos de sus sonidos como guía. El primero, con Trompeta Maya y el segundo, Didgeridoo.
Arte: pintura, escultura, y especialmente, la cerámica. Fotografías inferiores de los talleres de cerámica artesanal de Maxine Álvarez en @cazaceniza
Las Mimosas
Por su parte, a las Mimosas se les atribuye la energía de «renovación», «fortaleza», «entereza» y «pureza», y tienen además aplicaciones en aromaterapia y medicina alternativa.
La Mimosa es muy utilizada en perfumes. Las mayoría de las grandes marcas francesas la usan, pero también son muy populares para la elaboración de fragancias: Amarige Perfumes Givenchy, Yves Saint Laurent Paris, Guerlain perfume para su Champs Elysées, Suprème moment de Jean Patou, Mimosa y Cardamomo de Joe Malone, Prada, Annick Goutal, Versage, Mimosa Pour Moi, L’Artisan Parfumeur Casaque, Jean d’Albret Kalispera, Jean Desse’s Masumi, François Coty’s Le Mimosa, Molinard’s Jeune L’Eau d’Azur, L’Occitane. Y la lista continúa. El aroma de la Mimosa es muy similar al de la violeta, pero más sutil y etérea.
Al contemplar la obra de Vincent Van Gogh «Acacia en Flor» uno se pregunta ¿en dónde están las flores amarillas tan características? Aunque muestra el mismo tipo de árbol, fue realizada durante el periodo en el que vivió en Auvers-sur-Oise, junio, cuando ya no están floreando en Francia. Salvo que se trate de una variedad con flor crema, o de otra especie que no sea una Acacia (porque existen las llamadas “falsas Acacias”), podríamos decir que fue pintada con los colores de su recuerdo: el mundo interior reflejado en la luz que proyectamos.
Teniendo en cuenta la complejidad del proceso de percepción, sería interesante mirar con más detalle los colores de nuestro paisaje personal y preguntarnos:
¿Qué me estimula y me atrae?
¿Qué es lo que retengo y cómo lo absorbo?
¿Qué colores veo?
¿Qué y cómo proyecto?
Tonos de las Mimosas de Van Gogh (superior) y Jean-Lu Fenech
Comparación del Cielo y Mimosas de Jean-Lu Fenech y mía (debajo)
En la comparación podemos apreciar mejor los colores de las flores, del verde de las hojas y del azul del cielo. Todos son diferentes. Es la misma espacie de árbol tanto en la ilustración como en la pintura y en las fotografías de Jean-Lu y mías, pero diferente percepción de tipo de luz ambiental y por lo tanto, de sus tonalidades.
Sin embargo, sus variaciones y diferencias enriquecen la paleta de colores con sus matices infinitos. Entre más azul es el cielo, más brillo tiene el color amarillos ya que el violeta, es su opuesto complementario y por lo tanto, al estar unidas las polaridades, «vibran».
Me alegra pensar que lo que capturamos en imágenes es la luz que rebota y devuelve al cielo la cualidad de la tierra y de la naturaleza que las hace únicas e irrepetibles, en cada instante y en cada lugar, a los ojos de quienes las observan y las imprimen visualmente, ya sea en el clima templado subtropical mexicano, en el frío del norte europeo inglés o en el Mediterráneo de la Provenza francesa o de las montañas de pino y encina de Barcelona junto al Mar Mediterráneo.
Sea como sea, el amarillo vibrante contra el cielo azul violeta es el preludio de la primavera. Y como dicen los Beatles en el estribillo de su canción:
El camino hacia la autosanación. Cómo olvidar los dichos y refranes mexicanos populares que con tanta frecuencia recitaban a coro -en mi caso, mis abuelas, mi mamá y mis tías- cada vez que les narrábamos un acontecimiento que creíamos catastrófico o trascendental en ese momento, aunque algunas veces, eventualmente resultara ser un drama pasajero. De…
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El verbo definir (del latín definire) está formado por el prefijo de- que puede marcar una dirección (de arriba hacia abajo, de adentro hacia afuera) y el verbo finire de terminar o final, como Finisterre ese lugar donde acaba el mundo… Así, definir vendría a significar según mi interpretación creativa:
«poner límites o fronteras para hacer ese algo posible«.
Dicho ejercicio, que acostumbramos a conjugar en futuro, se debería acompañar de otro aparentemente paradójico como es el de desnudar las raíces del pasado, porque todo propósito está inspirado en recuerdos arraigados. Como reza el título de un magnífico libro, podríamos afirmar que Sin raíces no hay alas: aunque creamos que las raíces nos circunscriben y limitan a un espacio determinado, son ellas las que permiten el crecimiento sostenido a lo largo del tiempo.
Así, para obtener un objetivo, ¿debemos escapar cortando las raíces? No, más bien observar que la fuerza para alcanzarlo radica en las tormentas vividas que dejan al descubierto las raíces.
“Érase una vez, yo, Zhuangzi, soñé que era una mariposa, revoloteando de aquí para allá, a todos los efectos una mariposa. Sólo era consciente de mi felicidad como una mariposa, sin saber que era Zhuangzi. Pronto desperté, y allí estaba yo mismo de nuevo. Ahora no sé si yo era entonces un hombre soñando que…
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